Desde la isla de San Andrés, en Colombia, salen migrantes en embarcaciones ilegales hacia el puerto de Bluefields, en Nicaragua, para seguir su ruta hacia Honduras, Guatemala y México hasta llegar a Estados Unidos. Autoridades del archipiélago han interceptado seis lanchas en lo que va de 2022
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Los migrantes que cruzan la isla llegan a las costas de Nicaragua para seguir por Honduras, Guatemala, México hasta Estados Unidos |
"No me voy a arriesgar por la selva del Darién”, le dijo Luis, un hombre de 35 años, a sus familiares que viven en Estados Unidos. Él es uno de los cientos de migrantes que buscan rutas para alcanzar su “sueño americano”. El zuliano no cruzó por los caminos verdes sino por el mar en una lancha que salió desde la isla de San Andrés, en Colombia, hasta un puerto de Nicaragua para seguir su ruta por países centroamericanos.
La selva del Darién, entre Panamá y Colombia, es uno de los cruces fronterizos más peligrosos de Latinoamérica. Esta ruta irregular que muchos usan para llegar a EE. UU. se ha popularizado y la subdirectora para las Américas de Human Rights Watch, Tamara Taraciuk, expuso que en junio de 2022 se evidenció aumento del flujo de migrantes y que de 15.000 personas, al menos 11.200 eran de nacionalidad venezolana.
Después de cruzar la selva, a los migrantes agotados física y mentalmente por atravesar el Darién les esperan días de caminatas, buses y permisos para pasar por Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala, México y finalmente realizar su cruce a territorio estadounidense por Texas o Arizona.
El Gobierno de México anunció que desde enero de 2022, los venezolanos deben solicitar una visa para ingresar en su territorio. En diciembre pasado, Luis compró un boleto de avión hacia ese país para después pagar a un “coyote” que lo ayudara a cruzar a EE. UU. El 15 de diciembre, después de llegar al aeropuerto de México, lo devolvieron a Colombia al comprobar que no iba con fines turísticos, sino para realizar una migración ilegal. Se quedó con un primo en Bogotá para comenzar a buscar otras opciones, entre ellas solicitar la visa americana. Su cita fue pautada para 2025 y las posibilidades de obtenerla no eran altas, ya que su familia tiene procesos migratorios para solicitar asilo.
Sus padres, que cruzaron unos días antes, lograron llegar a EE. UU. En marzo se comenzó a popularizar el cruce entre sus paisanos del Zulia que salían en grupos de hasta 30 personas desde Necoclí, en el departamento de Antioquia, hacia Capurganá para internarse en la selva del Darién.
Las experiencias que escuchaba de amigos y vecinos lo horrorizaban, porque las caminatas se extendían hasta ocho días en la selva dependiendo de las lluvias y corrientes de los ríos. “Yo me quería venir, pero no arriesgando mi vida. Sufro de hipoglicemia y no quería morirme ahí. Nadie ayuda a nadie, es lo único que me decía la gente”, agregó. En la selva del Darién, en lo que va de 2022, se han reportado las muertes de 15 migrantes venezolanos. Aunque no hay datos oficiales.
La ruta desconocida
Si bien averiguó cómo hacer para irse por la selva, no concretó las fechas ni su grupo. Sus condiciones médicas lo impedían. Dejó pasar varias semanas hasta que salió la posibilidad de la ruta de San Andrés por un allegado de un compañero de trabajo de su hermano, quien vive en Florida. Para él era una ruta desconocida.
“Ellos le dijeron a mi hermano que era menos riesgosa, entonces me preguntaron si me atrevía. Y les dije que sí. Una vez que hablé con otros cubanos que se fueron por ahí me tranquilicé. En esa isla me encontré con tres cubanos primos de un amigo de mi hermano que se encargaron de toda la gestión. Yo no me metí en nada”, precisó.
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Migrantes hallados por la Armada de Colombia son trasladados a Migración Colombia para verificar su estatus |
Hasta ahora, esta ruta no es tan popular para los venezolanos. Según reportes, en su mayoría la utilizan cubanos y de otras nacionalidades que tienen familia en EE. UU. “Esta ruta no sustituye a la de la selva, esta es más cara. La gente puede gastar hasta 5.000 dólares para llegar a Estados Unidos porque las lanchas son costosas, el pasaje de avión, el hospedaje, el transporte, comida y los permisos en cada país. Todo va a depender de las condiciones en las que viajen”, precisó.
Luis salió en un vuelo desde Bogotá hasta San Andrés, donde debió pagar su tarjeta de turista por casi 30 dólares, en la que debe llenar un formulario con información sobre el hospedaje. Alquiló una habitación en hotel por 50 dólares la noche, durante dos días, además de un paquete turístico para hacer un recorrido por la isla.
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