Lula se quedó con el 48,35% de los votos; Bolsonaro sorprendió aunque no era favorito.
La opción de izquierda y la de ultraderecha seguirán siendo en los próximos 27 días las protagonistas de la puja política por quedarse con el poder Ejecutivo en Brasil, después de que este domingo los más de 150 millones de electores brasileros habilitados para votar de manera obligatoria y como lo exige la ley, le dieron el pase a segunda vuelta al expresidente Lula Da Silva y al presidente Jair Bolsonaro, quienes quedaron primero y segundo en las urnas.
De acuerdo al reporte del Tribunal Superior Electoral de Brasil (TSE), después de escrutar el 99,69 % de los votos, ninguno de los dos candidatos alcanzó más de la mitad, que es el mínimo exigido por ley para ganar la Presidencia de ese país en la primera vuelta. Lula logró el 48,35 %, con 57.000.668 votos, mientras que Bolsonaro obtuvo el 43,27 %, con 51.009.021 apoyos. Por ende, se verán en la segunda vuelta, el 30 de octubre.
Este resultado, que mostró un estrecho margen de votos de poco más del 4 % entre el primero y el segundo, dejó en evidencia dos situaciones: la primera, que los pronósticos de las encuestas brasileras que mostraban a Lula con ventaja de 14 puntos sobre Bolsonaro se desinflaron y finalmente no correspondieron a la realidad; y la segunda, que el vecino país seguirá por un mes inmerso en una contienda presidencial marcada por la violencia y la polarización de seguidores de los candidatos.
Lula se impuso por poco
El expresidente de Brasil (2003 - 2010) que busca su tercer mandato, había sido perfilado por las encuestadoras locales como el favorito a ganar las elecciones con una amplia ventaja sobre su rival más fuerte, el actual presidente Jair Bolsonaro. Incluso, la última medición de la firma Datafolha mostró que Lula alcanzó el 1 de octubre una intención de voto del 50 % y Bolsonaro apenas llegaba al 36 %.
Este amplio margen a tan solo horas antes de la elección, que tuvo como muestra 6.800 entrevistas, se desvirtuó este domingo después de que el dirigente progresista registró varios reveses electorales al perder algunos estados estratégicos como el de Sao Paulo, mayor colegio electoral de Brasil, donde Lula fue derrotado al alcanzar solo el 40,8 % de los votos frente al 47,7 % que obtuvo Bolsonaro.
Confiado en los resultados de los sondeos a su favor, el exmandatario de izquierda tenía previsto celebrar por todo lo alto su victoria en primera vuelta con el despliegue de un evento masivo en Sao Paulo, pero reconoció que tendrá que pelear en los próximos 27 días por conquistar más votos para ampliar la ventaja electoral que lo aleje del equiparado resultado de este domingo.
El reconocido líder sindicalista que llegó a trabajar como obrero en la industria brasilera, no se dio por vencido a pesar de que no logró su cometido en primera vuelta. “La lucha continúa hasta la victoria final”, aseguró el expresidente de 76 años desde el hotel paulista donde esperó resultados.
En esa línea, Lula apuntó que “tendremos que viajar más para convencer a la sociedad brasilera de nuestras propuestas”, lo que lo obligará a buscar más alianzas con los líderes de centro, pues desde la orilla de la izquierda no ha logrado convencer del todo a este sector político. “Como mi cumpleaños es el 27 de octubre, tal vez lo reciba de regalo, como en 2002”, agregó.
Bolsonaro sorprendió y pasó
El ultraderechista y actual presidente de Brasil dio un golpe de opinión al alcanzar un resultado totalmente opuesto a los que predijeron las encuestas, mismas que él se encargó de atacar durante la contienda, pues reclamó antes de las elecciones que la temperatura electoral tenía que tomarse en las calles y, como su principal rival prometió que iba a ganar en primera vuelta con votos de sobra, pues hace dos semanas dijo que sería “anormal” que no ganara este domingo.
Este excapitán del Ejército brasilero, de 67 años de edad, se aseguró un segundo round electoral junto a Lula después de desplegar una estrategia de campaña enfocada en los valores morales tradicionales como la familia y la Biblia, así como un robusto discurso patriótico con marcados ataques a su adversario, al que se ha referido como el “ladrón”.
Además, dentro de su estrategia de campaña con la que busca ser reelegido, el presidente brasilero ha mantenido el apoyo entre la población evangélica que representa un tercio del electorado, así como los líderes del agronegocio y parte de los sectores populares que no respaldan a Lula por cuenta de los escándalos de corrupción que se registraron durante su gobierno.
Después de conocer los resultados este domingo, Bolsonaro aseguró que las elecciones dejaron en evidencia que en su país hay una “voluntad de cambio”, pero aseguró que en la segunda vuelta ante Lula le mostrará al país que “no puede ser para peor”.
Parece que a pesar de su derrota por un estrecho margen, Bolsonaro no optó por volver a desacreditar a las instituciones electorales de su país, pues en repetidas ocasiones se encargó de alertar a sus votantes sobre un posible fraude que favorecería, según él, para que Lula ganara en primera vuelta.
Polarización sigue vigente
La campaña presidencial en Brasil, que seguirá activa en las próximas cuatro semanas, se vivirán intensamente, teniendo en cuenta que el contexto de estas elecciones ha sido violento, pues a la fecha se han registrado tres asesinatos presuntamente relacionados con intolerancia por temas políticos en medio de la campaña para definir al que será nuevo jefe de Estado.